Mama Qucha es la deidad inca que representaba al mar y sus mareas, la diosa de todas las aguas que protegía a los pueblos de maremotos y era venerada para obtener una buena pesca. Por ello, Gabriela Marín y Estefanía Guerra, egresadas de Administración de la Universidad del Pacífico (UP), llamaron así a su emprendimiento, que nació de ese interés y necesidad del cuidar el océano, al que luego se sumó como socia Alana Linder, quien está culminando también Administración en la UP.

​El emprendimiento tiene dos objetivos, primero reducir el uso de bolsas de plástico desechables y, así, la contaminación de los océanos, y, segundo, brindar herramientas a mujeres privadas de su libertad para reinsertase laboralmente.

“Nuestro propósito siempre ha sido contribuir en la lucha contra la contaminación plástica. Al inicio nos preguntábamos como podríamos hacerlo sin ser científicas o ingenieras ambientales. Es así que decidimos aplicar nuestros conocimientos al servicio del medio ambiente y crear productos qué contribuyan a la disminución de la contaminación plástica en los océanos. Luego decidimos qué nuestro proceso productivo tenga un impacto social, es así qué nos pusimos en contacto con el programa de Cárceles Productivas y empezamos a trabajar con un taller de costureras dentro del penal Virgen de Fátima. Después, gracias a pedidos corporativos llegamos a trabajar hasta con tres penales de mujeres en Chorrillos”, detalló Gabriela.

En la actualidad, Mama Qucha emplea a 7 internas en el taller de cuero, 4 en el taller de manualidades (bordado) y cuando tienen pedidos corporativos emplean a un equipo de 7 personas más en el taller de confección. Sobre el taller de cuero, Gabriela destacó la proactividad del equipo, quienes luego de recibir una capacitación para transformar el plástico reciclado en cuero, empezaron a experimentar con distintos tipos de plástico y desarrollaron diferentes productos como carteras, neceseres, billeteras y tarjeteros.

Asimismo, en cuanto a la dificultad que representaría trabajar con mujeres privadas de su libertad, Gabriela remarcó que la dificultad está en cumplir con los procesos de seguridad para ingresar a trabajar, el control de calidad o dejar los materiales, mas no en el trabajo en sí.

“En general, es algo qué nos da mucha satisfacción, saber qué nuestro trabajo tiene un impacto social y qué podemos apoyar a sus familias con el ingreso qué ellas reciben. La primera interna con quien trabajamos en Virgen de Fátima, salió en libertad durante la pandemia y nos contactó buscando trabajo. Ahora ella se encarga de la compra de materiales, la relación con proveedores, confección y control de calidad de algunos productos”, sostuvo.

Mama Qucha taller
Mama Qucha taller

Cifras y planes a futuro

Cerca de 30 mil productos, dirigidos a empresas y a personas naturales, ya han sido fabricados y vendidos por Mama Qucha, reemplazando así alrededor de 100 mil bolsas de plástico en el Perú. Entre los productos fabricados se encuentran bolsas plegables, bolsas de merchandising y accesorios.

De estos 30 mil, más de 28 mil fueron adquiridos para ser empleados como merchandising o regalos corporativos con impacto social y ambiental, mientras que la diferencia fue vendida a consumidores finales a través de las redes sociales y la web del emprendimiento.

“Tenemos claro qué necesitamos incrementar nuestras ventas, para de esta manera poder dar trabajo a más mujeres dentro de Los penales y también reciclar mayor cantidad de plástico. Por ello, buscamos penetrar el mercado limeño y provincias, esperamos poder incrementar nuestras ventas retail y online. Pero también buscamos mercados internacionales, especialmente para nuestros productos hechos a partir de plástico reciclado, ya que, por ejemplo, los mercados europeo y australiano tienen mucha más conciencia ambiental y mayor interés hacia productos hechos 100% de materiales reciclados”, advirtió Gabriela.

“Esto nos permitirá seguir capacitando a las mujeres dentro de los penales, queremos darles capacitaciones en marketing básico, finanzas personales, entre otros temas. Nuestra meta final es que ellas tengan los conocimientos suficientes para reinsertarse en el mercado laboral creando sus propios negocios y, así, puedan sostener a sus familias”, enfatizó.

Finalmente, Gabriela reconoció que las herramientas que le brindó la UP les permitió desarrollar una investigación de mercado, que fue el insumo para desarrollar sus productos. Asimismo, destacó la formación del pensamiento estratégico que les permite enfrentar los obstáculos que se les ha presentado constantemente, especialmente durante la pandemia, ya que en este contexto en el que cerraron muchas tiendas y no pudieron vender a través de su canal de retail, lograron reinventarse y abrir un canal de e-commerce con éxito.

 

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