El economista y profesor principal del Departamento Académico de Economía de la Universidad del Pacífico, Carlos Parodi, conversó con nosotros sobre su experiencia en cuanto a la enseñanza remota, sus expectativas para el formato semipresencial y la vocación docente.

“Al comienzo, la enseñanza virtual y el hecho de tener que dictar remotamente nos tomó a todos por sorpresa”, confiesa Carlos Parodi, profesor de la Universidad del Pacífico. “Todo, en mi caso, fue un ejercicio constante de prueba y error”.

En ese sentido, el profesor explica que conforme pasaban los meses fue afinando su método de enseñanza y estos ajustes eran posibles gracias al propio feedback de sus alumnos.

Cada cierto tiempo, Parodi escogía al azar tres o cuatro alumnos, y les pedía comentarios sobre la dinámica de clase. Como había comenzado la enseñanza remota ayudándose del Power Point, el primer grupo fue consultado sobre qué tal funcionaban las diapositivas. “Bien…”, dijeron los cuatro, pero en breve se retractaron. “Aunque la verdad es un poco aburrido ver una diapositiva tras otras”.

Entonces, probó con otras formas. Dado que el ser humano es un ser de costumbres, se le ocurrió que podría funcionar replicar la dinámica de un aula de clases prepandémica. Compró una pizarra, la colocó frente a su webcam y empezó a dictar como se hacía en la antigua normalidad. “Pero había muchos alumnos que no alcanzaban a ver”, comenta. “No todos tienen los mismos dispositivos, y algunos dispositivos tienen menos resolución que otros”.

Entonces, dio con el equilibrio entre la tecnología y la tradición pedagógica: eligió una pizarra digital en el internet, una de las tantas que hay, y les pidió a los alumnos que tomaran notas. “La primera señal positiva fue que empezó a haber más participación”, cuenta. “Pero luego de una clase un muchacho me dijo: ‘El problema es que no alcanzo a copiar todo’”. Entonces, Parodi le encargó al delegado de clase que tomara fotos de todas las pizarras. “Ahora que tienen las pizarras”, les dijo a sus alumnos, “las pueden imprimir, engrapar y ese será su cuaderno de curso”.

“La gente se conectó con el curso”, afirma. “Y me quedé con ese sistema hasta el día de hoy”.

Parodi comenta, además, que en muchos casos hubo la necesidad de hacer seguimientos más personalizados, dado que no todos estudiaban bajo las mismas comodidades y el entorno de algunos podía ser más complejo para prestar atención. Consciente de esta problemática, se esforzó por entrevistarse eventualmente con sus alumnos a las horas que ellos podrían estar en entornos con menos distractores. “¿A qué hora en tu casa están todos dormidos y puedes estar más atento?”, preguntaba. “A las 7 de la mañana”, respondía el estudiante. “OK. A esa hora hacemos el repaso”, decía Parodi.

“Después de 30 años dando clases estoy más seguro que nunca de mi vocación”, confiesa. “La pandemia ha puesto a prueba la vocación de la docencia. El hecho de hacer docencia es entregarse al alumno. No se puede ver como un trabajo que solo genera dinero”, explica.

El retorno

Nuestro vicedecano de la Facultad de Derecho enseñando a un alumno en su oficina.
Nuestro vicedecano de la Facultad de Derecho, Carlos Zelada, enseñando a un alumno en su oficina.

Parodi analiza el retorno parcial a la presencialidad como un nuevo reto sujeto a prueba y error. “Vamos a tener que afrontar otro nuevo proceso y acomodarnos. Vamos a fallar un poco al principio, pero lo importante es estar atento a los errores y corregirlos”, comenta.

La capacidad de adaptación, la evaluación constante, la resiliencia y la empatía son cualidades que deben primar en esta nueva etapa, opina el profesor.  “Además, ahora más que nunca, se necesitan docentes capaces de transmitir, no solo conocimiento, sino también motivación”, asegura.

“Yo, personalmente, extraño muchísimo la presencialidad. Estoy acostumbrado a la presencialidad. Extraño la pizarra, ver las caras de los alumnos. Pero también comprendo que no puede ser igual. Vamos a tener que buscar mecanismos alternativos”, explica. “¿Va a requerir de esfuerzo adicional? Por supuesto. La vocación docente va a ser muy importante aquí”.

Salud mental

Asimismo, Parodi destaca la necesidad de un seguimiento continuo en salud mental. “La salud mental, como sabemos, ha sido una de las cosas más afectadas durante la pandemia”, comenta el profesor. En ese sentido, Parodi propone un seguimiento continuo tanto a alumnos como a profesores. “Todos hemos pasado por un periodo grande de estrés y debemos cuidar nuestro equilibrio emocional”.

“Va a ser un trabajo enorme para las instituciones educativas, pero es necesario”.