​Egresado de Derecho de la UP y asociado de la firma Shearman & Sterling LLP​​, aprobó el NY Bar Exam, uno de los exámenes más importantes y desafiantes en el mundo.​

​Con la meta de estudiar una maestría, Sebastián de la Puente -egresado UP de la carrera de Derecho- viajó junto con su esposa a Nueva York. Era el 2019 y la pareja tenía la idea de trabajar, tras acabar sus estudios, en alguna firma de abogados importante de la gran manzana por solo un año. Pero el destino tenía otros planes.

“La pandemia y la situación política del Perú reconfiguraron nuestros planes a corto y mediano plazo por lo que, cuando nos ofrecieron quedarnos como asociados permanentes en nuestras respectivas firmas, aceptamos el reto”, recuerda Sebastián.

Sin embargo, asumir este nuevo reto traía consigo una condición para la pareja: pasar el NY Bar para poder ejercer plenamente como abogados de Nueva York. Y lo lograron. 

Preparación intensiva

Al ser una de las llaves que abre enormes posibilidades laborales, dentro y fuera de Estados Unidos, muchos abogados de diferentes países aplican a este examen de alto nivel que solo se realiza dos veces al año. Un examen de 12 horas (distribuidas en 4 sesiones durante 2 días) que testea principalmente tus habilidades para (i) memorizar y aplicar la teoría de 15 materias distintas del derecho anglosajón en preguntas de opción múltiple y ensayo prácticos, y (ii) la capacidad de resolver rápida y eficientemente problemas legales. La competencia es muy dura.

“Si bien es cierto, sólo se necesita sacar un puntaje mínimo para pasar el examen, técnicamente se aplica una curva entre todos los postulantes con lo cual compites con todos”, explica de la Puente. Para contextualizar, este año, solo el 40% de todos los postulantes aprobó el examen. Asimismo, solo el 34% de postulantes internacionales (educados en escuelas de derecho no estadounidenses) pasaron el puntaje mínimo.

Por ello todos los postulantes se someten a un régimen intensivo de estudios de 7.5 a 8 horas diarias por dos meses aproximadamente, guiándose por alguno de los programas especializados del mercado. Para de la Puente, este fue el primer gran reto que tuvo que enfrentar: el tiempo.

Al encontrarse trabajando, el abogado tuvo que pedir una licencia para estudiar. Rindió su examen tras 6 semanas y 8 horas diarias de estudio. 

“Mi esposa también se presentó (y aprobó) al examen, con lo cual la disciplina de estudio en la casa fue más llevadera. Esta fue una de las claves del proceso; encontrar el balance y apoyo adecuado en casa para absorber 380 horas de estudio, mezcladas entre teoría y práctica, en poco tiempo sin perder la cabeza.”, remarca.​

El segundo gran reto fue aprender el sistema legal estadounidense. Al haber estudiado derecho en otra jurisdicción y con un sistema diametralmente diferente, Sebastián tuvo que aprender todo, casi de cero, en un corto tiempo para poder competir con los demás postulantes.

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Pero este alto nivel de exigencia es algo con lo que Sebastián ya viene familiarizado desde sus años como estudiante de la UP. El egresado indica que la universidad lo ayudó de muchas maneras: desde sentar unas bases sólidas de conocimientos, valores y competencias, hasta darle la opción de aprender de la mano de profesores de primer nivel que siempre se enfocaron en exigirle más.  

“La educación personalizada y la interdisciplinariedad han sido clave para tener una perspectiva especial al momento de afrontar problemas. La exigencia de la UP, además, te acostumbra a enfrentarte disciplinadamente a cualquier reto para conseguir los mejores resultados. La UP siempre subió la valla de los estudios generales para que, no sólo nos sintiéramos cómodos tratando temas de negocio, sino que participemos activamente en la discusión. Eso me parece que nos da una ventaja frente al resto”, menciona.

Planes a futuro

El haber pasado el NY Bar no solo significa un gran logro en la carrera de Sebastián, también la posibilidad de trabajar en “la meca” para los abogados que -como él- se especializan en Fusiones y Adquisiciones. Con esta valiosa experiencia, indica, podrán él y su esposa construir nuevas relaciones personales, aprender métodos y formas de ejercer la profesión, que les dará una ventaja competitiva a su regreso a nuestro país. 

“Trabajar en Nueva York sin duda te da una perspectiva diferente. Ya tenemos casi 3 años laborando y la curva de aprendizaje es exponencial. Ambos creemos y sentimos que nuestras vidas están en Lima pero por el momento estamos aprendiendo y disfrutando de la experiencia al máximo”, finaliza.