Damaris Arauco, estudiante de octavo ciclo de Ingeniería Empresarial, nos cuenta si experiencia estudiando un ciclo de intercambio en HEC Montréal, en Canadá.

Cuando Damaris Arauco, de la carrera de Ingeniería Empresarial, decidió postular a la beca ELAP (Energy Leaders in America Program), se dio cuenta de que ya estaba en fechas extemporáneas. “La UP me ayudó muchísimo en ese tema y también pude lograr obtener todos los documentos necesarios en una semana, que fue contra el reloj. Mandé todo a través de la Oficina de Relaciones Internacionales de la Pacífico, confirmaron que estaba postulando y que me iban a dar la respuesta en poco más de un mes”. Y efectivamente fue seleccionada como becaria de este programa que promueve el intercambio estudiantil entre instituciones postsecundarias en Canadá, América Latina y el Caribe. 

Empezaron todos los preparativos para la partida. “En la UP, un profesor nos dijo en unas charlas que en América Latina somos que bastante pegados a nuestra familia, así que practicar el desapego es súper importante. Nunca lo había hecho porque siempre he vivido con mis padres, soy hija única. Nunca había vivido sola ni viajado sola, siempre con amigos o familia. Era una montaña rusa de emociones porque no sabía bien qué era lo que me esperaba, y una vez que me subí a ese avión yo estaba sola contra el mundo sin tener que perder mis escalas, mis documentos ni mis maletas, y al llegar pedir un taxi del aeropuerto que me lleve hasta mi residencia y hacer todo por mi cuenta. Ahí es cuando te das cuenta de que estás en otro país totalmente nuevo”.

Salir al mundo

Damaris nos cuenta que los primeros días fueron muy intensos porque tenía que hacer muchos trámites: pagar su seguro médico, sacar su carnet de estudiante, su tarjeta del metro, aprender cómo moverse en la ciudad y usar el transporte público, comprar el chip del celular… “Los primeros días fueron los más complicados, tienes que cocinarte, comprar tus insumos, aprender a manejar tus finanzas. Es todo un tema que involucra crecimiento personal y profesional”, señala. 

Su beca le cubre gastos de la visa, boleto aéreo, seguro de salud, arrendamiento, comida, transporte y cualquier otro gasto durante la estadía en Canadá hasta un monto límite. “Administrándote bien sí te puede alcanzar”, afirma.

Damaris comparte un departamento con otros tres estudiantes de intercambio. Está llevando cuatro cursos académicos en inglés y uno de francés, pues es el idioma oficial de Quebec. “Salgo a la calle y siempre te hablan en francés o en inglés, y dependiendo de cómo respondas el saludo te hablan en uno u otro idioma”. Nota claramente cómo, tras unas semanas en el extranjero, ambos idiomas los maneja con mucho mayor soltura.

“Lo importante es salir de tu zona de confort”, dice convencida de la importante decisión que tomó. “Una cosa es decir: ‘En algún momento me iré a estudiar al extranjero’, y otra es tomar la decisión y subirte al avión. Esos días antes de subir son muy intensos, pero una vez que llegas ves cómo todo es mucho más fácil. Llevo tres semanas acá en Canadá y siento que he aprendido tanto. ¡Ya hasta no uso Google Maps! Y conozco a por lo menos una persona de cada país del mundo”.

En HEC Montréal actualmente hay más de 300 alumnos de intercambio, y su área de internacionalización organiza distintas actividades de confraternidad. Como parte de la experiencia de vida, Damaris y sus nuevos amigos se están organizando para visitar un restaurante de comida típica del país de cada uno. Por supuesto, ya visitaron uno peruano.

“Lo principal de ir a estudiar fuera, además del aprendizaje académico y de idiomas que adquieres, es sobre todo la experiencia de vida. Ahora siento que tengo el mundo a mis pies, que puedo pensar en ir a estudiar mi maestría a cualquier lado, y que puedo adaptarme mucho más fácilmente a contextos distintos”.

Damaris recuerda cómo en algún momento pensó llevar los cursos a distancia desde Lima, “para terminar más rápido la carrera”. Ahora está convencida de que apurarse no es lo principal, sino aprovechar cada etapa de la experiencia universitaria. Eso pasa no solo por adquirir conocimientos de su carrera, sino por desarrollar habilidades y actitudes que solo las da pasar una temporada fuera de lo que ella denomina “su zona de confort”. Enhorabuena por ella.

Damaris Arauco, estudiante de octavo ciclo de Ingeniería Empresarial, nos cuenta si experiencia estudiando un ciclo de intercambio en HEC Montréal, en Canadá.

Cuando Damaris Arauco, de la carrera de Ingeniería Empresarial, decidió postular a la beca ELAP (Energy Leaders in America Program), se dio cuenta de que ya estaba en fechas extemporáneas. “La UP me ayudó muchísimo en ese tema y también pude lograr obtener todos los documentos necesarios en una semana, que fue contra el reloj. Mandé todo a través de la Oficina de Relaciones Internacionales de la Pacífico, confirmaron que estaba postulando y que me iban a dar la respuesta en poco más de un mes”. Y efectivamente fue seleccionada como becaria de este programa que promueve el intercambio estudiantil entre instituciones postsecundarias en Canadá, América Latina y el Caribe. 

Empezaron todos los preparativos para la partida. “En la UP, un profesor nos dijo en unas charlas que en América Latina somos que bastante pegados a nuestra familia, así que practicar el desapego es súper importante. Nunca lo había hecho porque siempre he vivido con mis padres, soy hija única. Nunca había vivido sola ni viajado sola, siempre con amigos o familia. Era una montaña rusa de emociones porque no sabía bien qué era lo que me esperaba, y una vez que me subí a ese avión yo estaba sola contra el mundo sin tener que perder mis escalas, mis documentos ni mis maletas, y al llegar pedir un taxi del aeropuerto que me lleve hasta mi residencia y hacer todo por mi cuenta. Ahí es cuando te das cuenta de que estás en otro país totalmente nuevo”.

Salir al mundo

Damaris nos cuenta que los primeros días fueron muy intensos porque tenía que hacer muchos trámites: pagar su seguro médico, sacar su carnet de estudiante, su tarjeta del metro, aprender cómo moverse en la ciudad y usar el transporte público, comprar el chip del celular… “Los primeros días fueron los más complicados, tienes que cocinarte, comprar tus insumos, aprender a manejar tus finanzas. Es todo un tema que involucra crecimiento personal y profesional”, señala. 

Su beca le cubre gastos de la visa, boleto aéreo, seguro de salud, arrendamiento, comida, transporte y cualquier otro gasto durante la estadía en Canadá hasta un monto límite. “Administrándote bien sí te puede alcanzar”, afirma.

Damaris comparte un departamento con otros tres estudiantes de intercambio. Está llevando cuatro cursos académicos en inglés y uno de francés, pues es el idioma oficial de Quebec. “Salgo a la calle y siempre te hablan en francés o en inglés, y dependiendo de cómo respondas el saludo te hablan en uno u otro idioma”. Nota claramente cómo, tras unas semanas en el extranjero, ambos idiomas los maneja con mucho mayor soltura.

“Lo importante es salir de tu zona de confort”, dice convencida de la importante decisión que tomó. “Una cosa es decir: ‘En algún momento me iré a estudiar al extranjero’, y otra es tomar la decisión y subirte al avión. Esos días antes de subir son muy intensos, pero una vez que llegas ves cómo todo es mucho más fácil. Llevo tres semanas acá en Canadá y siento que he aprendido tanto. ¡Ya hasta no uso Google Maps! Y conozco a por lo menos una persona de cada país del mundo”.

En HEC Montréal actualmente hay más de 300 alumnos de intercambio, y su área de internacionalización organiza distintas actividades de confraternidad. Como parte de la experiencia de vida, Damaris y sus nuevos amigos se están organizando para visitar un restaurante de comida típica del país de cada uno. Por supuesto, ya visitaron uno peruano.

“Lo principal de ir a estudiar fuera, además del aprendizaje académico y de idiomas que adquieres, es sobre todo la experiencia de vida. Ahora siento que tengo el mundo a mis pies, que puedo pensar en ir a estudiar mi maestría a cualquier lado, y que puedo adaptarme mucho más fácilmente a contextos distintos”.

Damaris recuerda cómo en algún momento pensó llevar los cursos a distancia desde Lima, “para terminar más rápido la carrera”. Ahora está convencida de que apurarse no es lo principal, sino aprovechar cada etapa de la experiencia universitaria. Eso pasa no solo por adquirir conocimientos de su carrera, sino por desarrollar habilidades y actitudes que solo las da pasar una temporada fuera de lo que ella denomina “su zona de confort”. Enhorabuena por ella.