Hugo Alatrista, profesor del Departamento Académico de Ingeniería e investigador en la Universidad del Pacífico, reafirma los enormes beneficios del internet y de nuestra interacción digital, pero también advierte sobre los peligros que puede traer para los más jóvenes y da sus consejos para afrontarlos.

El Internet, desde hace mucho tiempo, se ha convertido en una herramienta esencial de comunicación e información. Sin embargo, en medio de ese contenido ciertamente valioso e infinitamente aprovechable, existe también contenido peligroso y perjudicial, sobre todo para los más jóvenes. A causa de la crisis sanitaria, la educación ha acelerado su proceso de digitalización, y los niños y adolescentes están aún más tiempo expuestos a la red y, por lo tanto, también a sus amenazas.

En ese sentido, ¿cómo podemos protegerlos de los peligros y guiarlos en la construcción de una vida informática saludable? Respecto a ello, conversamos con Hugo Alatrista, especialista, profesor del Departamento Académico de Ingeniería e investigador en la Universidad del Pacífico. ¿Cuáles son los peligros más frecuentes que existen en la red? Alatrista menciona, entre ellos, el contenido inapropiado, el ciberacoso, el grooming y la divulgación de información privada.

“El internet es un laberinto”, asegura Alatrista, “tiene trampas y recompensas. Y, justamente, las trampas son aquellos contenidos inadecuados”. Al reconocer los peligros que conlleva el uso del Internet, los padres y educadores pueden desarrollar estrategias para acompañar más apropiadamente la vida digital de los jóvenes y guiarlos de forma segura a que aprendan a encontrar estas recompensas disminuyendo los riesgos de caer en las trampas que menciona Alatrista. Vamos a ahondar, punto a punto, estos cuatro principales peligros del internet, con el fin de entenderlos en su dimensión correcta y luego evaluar mecanismos para afrontarlos.

Contenido inapropiado

“Hay diversas páginas de uso común que son potenciales repositorios de links inadecuados”, comenta Alatrista, y pone el ejemplo de los pop-ups que suelen aparecer en las páginas de descargas gratuitas de películas y videojuegos. “Algunos de estos enlaces pueden dirigir a los jóvenes a contenidos de índole sexual, violento o de ideologías extremistas”.

Ciberacoso

El ciberacoso es el bullying ejecutado a través de las diversas redes y herramientas del Internet. Este puede venir del entorno inmediato o de un entorno externo. “Cuando proviene de afuera”, comenta el especialista, “es mucho más riesgoso. Si viene de un compañero de mi hijo, por ejemplo, podría inmediatamente hablar con los padres para frenar la práctica. En cambio, si proviene de desconocidos, ya se complica”. En cualquier caso, asegura Alatrista, es importante intervenir desde el primer momento, porque el ciberacoso es como “una bola de nieve”, conforme se le deja avanzar tiende a hacerse más y más grande y, por lo tanto, más dañino y perjudicial.

Grooming

El grooming es la jerga informática anglosajona para denominar a la práctica mediante la que adultos, a través del internet y en general con falsas identidades y mentiras, buscan acercarse a menores de edad con intenciones perversas.

Divulgación de información privada

“Debemos ser cuidadosos con la información que divulgamos”, advierte el especialista. Es una práctica común entre los jóvenes publicar las cosas que los alegran, los enorgullecen e, incluso, aquellas que los entristecen. Sin embargo, cuando esta información llega a ser de dominio público, no siempre es fácil revertirlo. Así, este contenido puede caer en malas manos y quedar expuestos a diversos riesgos, como ser difundidos en páginas web inapropiadas o ser utilizados para extorsionarlos. Además, Alatrista alerta sobre otros riesgos: “Hay personas entrenadas para sacar información. Por ejemplo, podemos hacer notar a través de nuestras redes sociales que hemos salido de viaje y que dejamos la casa sola. Esa información nos hace vulnerables a ser víctimas de un robo”.

Confianza y conocimiento

“Hay un reto por parte de los padres por conocer la tecnología y comprenderla y tratar de acompañar a sus hijos en sus interacciones digitales”, explica Alatrista. “Hay que entender la tecnología, pero también conocer a nuestros hijos y generar vínculos de confianza, para que nos avisen cuando algo pueda incomodarlos”.

“Incomodarlos”, recalca Alatrista, “ese es un buen término que podemos usar”.

Asimismo, comenta que es importante estar al tanto de las curiosidades de nuestros hijos, porque es, generalmente, la curiosidad la que los puede conducir a contenido potencialmente peligroso. “Los papás y los tutores deberían estar adelantados a la curiosidad de los niños y adolescentes. Así pueden prevenir”.

Con este entendimiento, los padres también podrían estar en condiciones de ofrecerles contenido de valor. “Si nuestro hijo es gamer, por ejemplo, saber indicarle qué páginas son seguras para jugar y cuáles no”, comenta.

Lo importante es estar en la capacidad de acompañar. “Acompañar antes que prohibir”, recomienda Alatrista. “La prohibición podría tener un efecto más estimulante. Hay que permitirles, pero acompañarlos”. En ese sentido, es importante estar al tanto también de con quiénes mantienen interacciones nuestros hijos. Y, por último, explicarles que una red social no es un juego. “Es un espacio donde se debe tener responsabilidad tal cual como si se estuviera en la vida real”, afirma.

La tecnología como aliada

Como ya lo habíamos comentado líneas arriba, la intervención en las primeras etapas del ciberbullying es crucial. Pero si el problema avanza las propias redes sociales ofrecen mecanismos de reporte y asistencia ante casos de ciberacoso e incluso suplantación de identidad.

Asimismo, mecanismos de control parental también están presentes en todo tipo de equipos electrónicos y en buscadores como Google y redes sociales como Instagram, TikTok y Facebook. El control parental permite monitorear el contenido al que acceden nuestros hijos y limitarlo o restringirlo. “Esto puede darnos más tranquilidad”, asegura él.

Lo descrito en los dos párrafos anteriores supone un reto adicional para los padres: “También se necesitan conocimientos para poder activar estas herramientas”, explica.

“Entre el smart TV, el PlayStation, el celular, la computadora… ¿a cuántos equipos estamos conectados?”, se pregunta Alatrista y explica que debemos asumirnos como seres digitales. “A estas alturas, alguien que no haga uso de la tecnología estaría intelectualmente rezagado”. Sin embargo, insiste en que es importante reconocer estas amenazas y saberlas enfrentar. Es parte también de construir un entorno informático sano.

La prevención, por último, agrega el especialista, también requiere de prestar especial atención a crear contraseñas seguras y estar al tanto de las nuevas modalidades de ciberataques para así poderlas combatir.